A usted, que escribe y habla sin saber...
Anoche me encontraba visitando blogs y encontraba opiniones a favor y en contra de los hechos represivos que ocurrieron la madrugada del miércoles 14 de junio.
Me encontré con alguien bajo el nick DFectuoso y se notaba su falta de conocimiento del problema en nuestro estado. Así que incluí un comentario en el blog en el cuál él había previamente comentado.
Mientras escribía sentía la necesidad de seguir escribiendo... no me dí cuenta que ya eran las cuatro de la mañana cuando estaba acabando el escrito. Por eso decidí convertir aquél comentario en un artículo de este espacio, para proponer que, substituyendo el nick del señor DFectuoso, lo hagan suyo y lo conviertan en un mensaje a todos aquellos que en los medios nacionales y locales de comunicación, dicen y escriben sin fundamento o con toda la alevosía de pretender la desestabilización de nuestro movimiento... este movimiento que no es sólo magisterial, sino popular.
Salud, vale.
Serpiente
Colectivo Zape
____________________________
Señor DFectuoso:
Yo no soy maestro sindicalizado y vivo en Oaxaca. Debo decirle algunas cosas que espero aclaren un poco más del tema.
El pliego petitorio de los maestros al gobernador se presentó luego de que se realizara la asamblea nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, en mayo pasado. Al no haber respuesta, se había planteado el plantón desde el día 15 de ese mismo mes. Organizaciones civiles y no gubernamentales se adhirireron a las movilizaciones y se determinó que el plantón comenzaría el 22 de mayo, como ocurrió...
Si usted viviera en Oaxaca, señor defectuoso, estaría convencido de que el clamor popular (popular, no empresarial) desde antes del desalojo del miércoles 14 de junio, era la destitución de Ulises Ruiz como gobernador. Pero desgraciadamente este clamor no se hace patente en los medios locales de comunicación y menos aún en los medios nacionales.
Si usted viviera en Oaxaca, señor defectuoso, habría tenido la opción de escuchar Radio Plantón, un medio que en los otros "medios" ha aparecido como radio clandestina o radio de los maestros, pero si usted viviera en Oaxaca y no fuera uno de los tantos a quienes no les interesa lo que sucede en su ciudad, sabría que Radio Plantón antes era Radio Nopalera, proyecto de otras organizaciones civiles a favor de la libertad de expresión y cuya licencia es inmediatamente negada cuando las emisiones son de un fuerte contenido crítico. Así, la sección 22 de Oaxaca acogió en sus instalaciones a la radiodifusora, convirtiéndose en Radio Plantón el 23 de mayo de 2005, justo en la jornada magisterial del mismo año. Si usted viviera en Oaxaca tal vez ni se habría enterado de la existencia de esta radiodifusora, que efectivamente servía como medio de comunicación para la coordinación de los profesores y que al cumplir su primer aniversario apenas unas cuantas gentes escuchábamos aparte del magisterio. Tal vez habría sabido de ella hasta el 1 o 2 de junio, luego de la amenaza de Ulises Ruíz de usar la fuerza pública para desalojar y entonces, y sólo entonces, habría comenzado en usted una forma diferente de pensar al encontrarse ante un medio con la suficiente fuerza y dignidad para denunciar las arbitrariedades del represor que llegó al gobierno del estado bajo impugnaciones y fuertes sospechas de fraude electoral.
Si usted viviera en Oaxaca y amara su tierra, se indignaría ante la destrucción del Zócalo de su ciudad y el derribe de árboles ancestrales y gigantes que formaban parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad, le causaría rabia caminar sobre las corrientes placas de granito que sustituyeron las magníficas piedras de cantera verde en un renovado Zócalo que Ulises descaradamente anunció le había costado 800 millones de pesos. Le daría un inmenso coraje además darse cuenta, que a diferencia del resto del país, en Oaxaca no existe una Ley de Transparencia que permita a los ciudadanos conocer los manejos que el gobierno hace de los bienes públicos. Si aún tuviera calma o fuera un indiferente ante estos hechos, tal vez saber que la magna obra no tuvo licitación ni se presentó a concurso y que en la empresa constructora encargada de arruinar el centro de la ciudad estaban implicados el hermano arquitecto de Ulises y el actual presidente municipal de la ciudad de Oaxaca, Jesús Angel Díaz Ortega, sería motivo suficiente para entender el encono social y las críticas que la sociedad intentaba expresar y que no hallaba eco por ningún lado.
Si usted viviera en Oaxaca y lo anterior aún no fuera suficiente, tal vez entonces le haría enojar saber que el mismo proceso sucedió con la innecesaria destrucción del Paseo Juárez "El Llano", el auditorio Guelaguetza, La Fuente de las Siete Regiones y próximamente con el Jardín Conzzatti.
Si usted, señor defectuoso, viviera en Oaxaca y lo hubiera indignado todo lo anterior, habría encontrado en Radio Plantón el medio para expresar su coraje cuando no lo había encontrado en otros medios. Habría escuchado una transmisión ininterrumpida con llamadas de gente de diferentes estratos sociales apoyando al movimiento Magisterial y Popular ante la amenaza de un inminente desalojo por la vía de la fuerza pública.
Si usted conociera el número de casos de privación ilegal de la libertad por parte de autoridades estatales en Oaxaca, tal vez no estaría escribiendo lo que escribe. Si usted conociera las escuelas de Oaxaca que ni siquiera tienen aulas, que no tienen material didáctico, que se están cayendo. Si usted, como yo, algún día hubiera estado en alguna comunidad oaxaqueña y hubiera notado el alto grado de desnutrición de los niños, la marginación de nuestros pueblos, el uso de recursos federales y estatales para campañas del PAN y del PRI, tal vez no escribiría lo que escribe.
Si usted, como yo, viviera en Oaxaca, ya habría entendido que las movilizaciones en el estado no son magisteriales, sino de organismos no gubernamentales, magisterio y sociedad civil y tal vez no escribiría lo que escribe.
Si usted, como yo, viviera en Oaxaca y conociera que los grandes beneficiados del turismo son empresas transnacionales o empresas cuyos dueños son extranjeros, sobre todo españoles y árabes o de medio oriente y supiera que los oaxaqueños obtienen del turismo una explotación en esas empresas en vez de beneficios, tal vez no escribiría lo que escribe.
Si usted, como yo, viviera en Oaxaca y no tuviera un estado económico solvente, no habría podido comprar en TicketMaster su boleto para la Guelaguetza,la fiesta de los oaxaqueños y supiera que ahora se hacen dos funciones, ya se habría dado cuenta que La Guelaguetza se había reducido a un evento comercial para recaudación de fondos y habría perdido todo su misticismo y espiritualidad de antaño.
Si usted, como yo, perteneciera a alguna de las 18 naciones étnicas que componen nuestro estado, entendería que el modelo económico de libre mercado afecta seriamente la cosmovisión y cultura indígenas pretendiendo hacer funcionar nuestros cerebros con el modelo cerebral del hombre blanco y entendería que la sociedad occidental apenas comienza a darse cuenta que Descartes y Kant se habrían equivocado al seccionar al hombre en pasión y razón, desechar la primera y pretender guiar al mundo con la última. Mientras que a nosotros nuestros abuelos nos han enseñado que el hombre es un ser integral, que es bueno y malo, que sufre y goza, que además de pensar puede tener otras emociones y cantar, bailar, llorar, apasionarse, escribir un verso, pintar o simplemete reir. Entendería que el turismo podría traer más dinero pero sabría que el dinero no puede recuperar los destrozos serios que las grandes transnacionales causan en nuestra Madre Tierra, pues, contrario al pensamiento blanco, nosotros no creemos en la superioridad del hombre sino en la magnificencia de la Naturaleza. Y entonces no escribiría lo que escribe.
Si usted, como yo y muchas otras personas en nuestra ciudad, ante la inminente entrada de los granaderos, hubiera permanecido atento a la transmisión de Radio Plantón la noche del martes 13 y la madrugada del miércoles 14 de junio, a las 4:30 aproximadamente habría escuchado las bombas de gas y los golpes al interior del edificio de la sección 22 donde transmitía Radio Plantón y hubiera escuchado aproximadamente a las 5 de la mañana el corte de la señal, habría, como yo y otros vecinos, sin ser maestro de la sección 22, salido hacia el centro de la ciudad armado de algún palo a defender a los hombres, mujeres y niños, indígenas y campesionos, activistas jóvenes que en ese momento eran reprimidos y a las 5:30. como yo, habría llegado al centro histórico.
Si usted, como yo, hubiera caminado por "Tinoco y Palacios" y por "Independencia" habría encontrado a varios maestros reagrupándose y a otro tanto de colonos que ya llegaban al lugar. El gas lacrimógeno llegaría a sus ojos y el extraño olor en su nariz le harían saber que aquello no era un desalojo pacífico. Entonces, como yo y otros tantos vecinos y maestros, comenzaría a buscar agua y trapos para resistir las armas químicas. Si usted hubiera estado ahí, habría escuchado a los policías destrozar con saña los campamentos de los maestros mientras frente se mostraba una fila de granaderos custodiando fuertemente el centro histórico.
Si usted, como yo, hubiera estado ahí, se habría dado cuenta que las cámaras de los medios televisivos estaban presentes y por un momento habría pensado que los atropellos documentados estarían en cadena nacional pero yo no pude ver en televisión, como lo ví ahí, el saqueo y el destrozo de los policías a los campamentos de los plantonistas. Habría visto también sobre los edificios gubernamentales, a policías vestidos de civil tomando fotografías de los reagrupados. Habría escuchado, tras señalarlos, que alguien les gritaba y les reclamaba por lo sucedido y habría como yo, visto la reacción ruín, déspota y nefasta de auqellos sujetos al servicio del poder, dirigir improperios a los de abajo, tomando más fotografías y diciendo que no nos la íbamos a acabar. Entonces, tal vez no escribiría lo que escribe.
Si usted, como yo, hubiera estado en la esquina de "Morelos" y "Porfirio Díaz", habría gritado consignas contra los granaderos que se mantenían también en Morelos una cuadra más adelante. en estas cuadras chiquitas de nuestra ciudad de Oaxaca, habría notado que ya amanecía, que eran las seis de la mañana y que mujeres madres de familia se encontraban tras nosotros solidarizándose con pancartas y gritando también consignas. Habría pensado que al haber tantos civiles no se atreverían a intentar algo contra nosotros.
Si usted, como yo, hubiera estado ahí, me habría acompañado a cantar "Venceremos" y el Himno Nacional Mexicano, se habría contagiado de la adrenalina y habría corrido conmigo cuando las tanquetas de los policías lanzaban gases pimienta y lacrimógenos. Habría visto al Helicóptero de Seguridad Pública del estado, sobrevolando a baja altura el centro histórico y para entonces ya se habría quitado la camisa para empaparla de agua y usarla como cubrebocas.
Si usted, como yo, hubiera estado ahí, habría recibido una brutal descarga de gases tanto de los granaderos como del helicótero, habría visto, como yo, correr a las madres despavoridas hasta la Plaza de la Danza, le ardería la cara y sus ojos llorarían cuando los gases al estar tan cerca, actuaban en su cuerpo y como yo, se habría aferrado a su playera-tapabocas-mascarilla, intentando salir del area de acción del gas y tendría sólo en mente, correr. Pero vería que por más que avanzaba seguían cayendo gases y habría quedado, como yo, cegado por un momento mientras avanzaba y sentía como la garganta se le llenaba de esa niebla blanca que no le permitía respirar. Aún así, como yo, habría sacado fuerzas de flaqueza y, sin poder correr, mientras se recargaba a la pared, se daría cuenta que estaba en la calle de Crespo. Comenzaría, como yo, a tener ganas de vomitar y los ojos le llorarían lastimándole los glóbulos, ya se habría olvidado para entonces, del ardor de cuello y cara, estaría, como yo, tosiendo e intentando respirar aire puro, buscaría desesperado, agua o coca-cola y parecería que volvía a la vida cuando alguien le ofrecía un bote con el líquido incoloro.
Si usted, como yo, hubiera estado ahí, habría regresado nuevamente a la esquina de "Morelos" y "Porfirio Díaz", sabría que en esa esquina hay una iglesia y notaría a un maestro trepar la barda, desde ahí alcanzar la cuerda de la campana con ayuda de una vara larga y al lograrlo, habría escuchado el tañer de la misma como anunciando nuestro triunfo. Se habría dado cuenta que eran las nueve de la mañana, que maestros que habían sido desalojados ya habrían regresado, que los vecinos ofrecían agua y vinagre para contrarrestar los lacrimógenos y que granaderos y helicóptero preparaban más descargas. Habría entonces organizádose con sus compañeros para hacer acopio de piedras, recuperar algunas colchonetas y cobijas del otrora campamento para inutilizar las bombas y granadas de gases. En ese tiempo habría sido, como yo, testigo de una fuerza colectiva y de una organización casi espontánea, sin dirigente, a un inconsciente colectivo defenderse del ataque de quienes se supone protegen al pueblo. Habría sido testigo del clamor y la furia de los compañeros en la lucha y para las nueve y media de la mañana, con todo el sabor de los gases desde la nariz hasta el diafragma, después de haber resistido las granadas y abrir alcantarillas para inutilizarlas, de ver compañeros agarrar esas bombas y devolverlas a sus emisarios sin importar que se quemaban las manos, después de que, desesperados, los granaderos disparaban ya no al aire sino a la altura del cuerpo, después de ver, como yo, que una de esas granadas le perforó el pecho a un compañero e intentaban llevarlo a algún sitio de resgurado para que la ambulancia se lo llevara, después de dejar pasar ambulancias para recoger a los y las compañeras heridos en el desalojo y ahora saber que sus cuerpos no aparecen, después de que una granada, como a mi, le pasara rozando la cara, entre el ojo y el pómulo... después de todo eso, habría compartido el júbilo de todos cuando logramos correr a los granaderos.
Si usted fuera un oaxaqueño conciente, habría estado ahí.
Si usted, señor DFectuoso, en cambio y aún viviendo en Oaxaca escuchaba cualquier otra estación de radio, veía las repetidoras de canales nacionales de televisión, el canal gubernamental en Oaxaca, canal 9 o leía cualquier periódico que no fuera "Noticias" de Oaxaca, entonces vería, escucharía y leería una sarta de acusaciones y una campaña mediática tendiente a generar confusión y miedo ante la sociedad contra los maestros. Entonces, y sólo entonces, sin compartirlo, entendería lo que escribe.
Me encontré con alguien bajo el nick DFectuoso y se notaba su falta de conocimiento del problema en nuestro estado. Así que incluí un comentario en el blog en el cuál él había previamente comentado.
Mientras escribía sentía la necesidad de seguir escribiendo... no me dí cuenta que ya eran las cuatro de la mañana cuando estaba acabando el escrito. Por eso decidí convertir aquél comentario en un artículo de este espacio, para proponer que, substituyendo el nick del señor DFectuoso, lo hagan suyo y lo conviertan en un mensaje a todos aquellos que en los medios nacionales y locales de comunicación, dicen y escriben sin fundamento o con toda la alevosía de pretender la desestabilización de nuestro movimiento... este movimiento que no es sólo magisterial, sino popular.
Salud, vale.
Serpiente
Colectivo Zape
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Señor DFectuoso:
Yo no soy maestro sindicalizado y vivo en Oaxaca. Debo decirle algunas cosas que espero aclaren un poco más del tema.
El pliego petitorio de los maestros al gobernador se presentó luego de que se realizara la asamblea nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, en mayo pasado. Al no haber respuesta, se había planteado el plantón desde el día 15 de ese mismo mes. Organizaciones civiles y no gubernamentales se adhirireron a las movilizaciones y se determinó que el plantón comenzaría el 22 de mayo, como ocurrió...
Si usted viviera en Oaxaca, señor defectuoso, estaría convencido de que el clamor popular (popular, no empresarial) desde antes del desalojo del miércoles 14 de junio, era la destitución de Ulises Ruiz como gobernador. Pero desgraciadamente este clamor no se hace patente en los medios locales de comunicación y menos aún en los medios nacionales.
Si usted viviera en Oaxaca, señor defectuoso, habría tenido la opción de escuchar Radio Plantón, un medio que en los otros "medios" ha aparecido como radio clandestina o radio de los maestros, pero si usted viviera en Oaxaca y no fuera uno de los tantos a quienes no les interesa lo que sucede en su ciudad, sabría que Radio Plantón antes era Radio Nopalera, proyecto de otras organizaciones civiles a favor de la libertad de expresión y cuya licencia es inmediatamente negada cuando las emisiones son de un fuerte contenido crítico. Así, la sección 22 de Oaxaca acogió en sus instalaciones a la radiodifusora, convirtiéndose en Radio Plantón el 23 de mayo de 2005, justo en la jornada magisterial del mismo año. Si usted viviera en Oaxaca tal vez ni se habría enterado de la existencia de esta radiodifusora, que efectivamente servía como medio de comunicación para la coordinación de los profesores y que al cumplir su primer aniversario apenas unas cuantas gentes escuchábamos aparte del magisterio. Tal vez habría sabido de ella hasta el 1 o 2 de junio, luego de la amenaza de Ulises Ruíz de usar la fuerza pública para desalojar y entonces, y sólo entonces, habría comenzado en usted una forma diferente de pensar al encontrarse ante un medio con la suficiente fuerza y dignidad para denunciar las arbitrariedades del represor que llegó al gobierno del estado bajo impugnaciones y fuertes sospechas de fraude electoral.
Si usted viviera en Oaxaca y amara su tierra, se indignaría ante la destrucción del Zócalo de su ciudad y el derribe de árboles ancestrales y gigantes que formaban parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad, le causaría rabia caminar sobre las corrientes placas de granito que sustituyeron las magníficas piedras de cantera verde en un renovado Zócalo que Ulises descaradamente anunció le había costado 800 millones de pesos. Le daría un inmenso coraje además darse cuenta, que a diferencia del resto del país, en Oaxaca no existe una Ley de Transparencia que permita a los ciudadanos conocer los manejos que el gobierno hace de los bienes públicos. Si aún tuviera calma o fuera un indiferente ante estos hechos, tal vez saber que la magna obra no tuvo licitación ni se presentó a concurso y que en la empresa constructora encargada de arruinar el centro de la ciudad estaban implicados el hermano arquitecto de Ulises y el actual presidente municipal de la ciudad de Oaxaca, Jesús Angel Díaz Ortega, sería motivo suficiente para entender el encono social y las críticas que la sociedad intentaba expresar y que no hallaba eco por ningún lado.
Si usted viviera en Oaxaca y lo anterior aún no fuera suficiente, tal vez entonces le haría enojar saber que el mismo proceso sucedió con la innecesaria destrucción del Paseo Juárez "El Llano", el auditorio Guelaguetza, La Fuente de las Siete Regiones y próximamente con el Jardín Conzzatti.
Si usted, señor defectuoso, viviera en Oaxaca y lo hubiera indignado todo lo anterior, habría encontrado en Radio Plantón el medio para expresar su coraje cuando no lo había encontrado en otros medios. Habría escuchado una transmisión ininterrumpida con llamadas de gente de diferentes estratos sociales apoyando al movimiento Magisterial y Popular ante la amenaza de un inminente desalojo por la vía de la fuerza pública.
Si usted conociera el número de casos de privación ilegal de la libertad por parte de autoridades estatales en Oaxaca, tal vez no estaría escribiendo lo que escribe. Si usted conociera las escuelas de Oaxaca que ni siquiera tienen aulas, que no tienen material didáctico, que se están cayendo. Si usted, como yo, algún día hubiera estado en alguna comunidad oaxaqueña y hubiera notado el alto grado de desnutrición de los niños, la marginación de nuestros pueblos, el uso de recursos federales y estatales para campañas del PAN y del PRI, tal vez no escribiría lo que escribe.
Si usted, como yo, viviera en Oaxaca, ya habría entendido que las movilizaciones en el estado no son magisteriales, sino de organismos no gubernamentales, magisterio y sociedad civil y tal vez no escribiría lo que escribe.
Si usted, como yo, viviera en Oaxaca y conociera que los grandes beneficiados del turismo son empresas transnacionales o empresas cuyos dueños son extranjeros, sobre todo españoles y árabes o de medio oriente y supiera que los oaxaqueños obtienen del turismo una explotación en esas empresas en vez de beneficios, tal vez no escribiría lo que escribe.
Si usted, como yo, viviera en Oaxaca y no tuviera un estado económico solvente, no habría podido comprar en TicketMaster su boleto para la Guelaguetza,la fiesta de los oaxaqueños y supiera que ahora se hacen dos funciones, ya se habría dado cuenta que La Guelaguetza se había reducido a un evento comercial para recaudación de fondos y habría perdido todo su misticismo y espiritualidad de antaño.
Si usted, como yo, perteneciera a alguna de las 18 naciones étnicas que componen nuestro estado, entendería que el modelo económico de libre mercado afecta seriamente la cosmovisión y cultura indígenas pretendiendo hacer funcionar nuestros cerebros con el modelo cerebral del hombre blanco y entendería que la sociedad occidental apenas comienza a darse cuenta que Descartes y Kant se habrían equivocado al seccionar al hombre en pasión y razón, desechar la primera y pretender guiar al mundo con la última. Mientras que a nosotros nuestros abuelos nos han enseñado que el hombre es un ser integral, que es bueno y malo, que sufre y goza, que además de pensar puede tener otras emociones y cantar, bailar, llorar, apasionarse, escribir un verso, pintar o simplemete reir. Entendería que el turismo podría traer más dinero pero sabría que el dinero no puede recuperar los destrozos serios que las grandes transnacionales causan en nuestra Madre Tierra, pues, contrario al pensamiento blanco, nosotros no creemos en la superioridad del hombre sino en la magnificencia de la Naturaleza. Y entonces no escribiría lo que escribe.
Si usted, como yo y muchas otras personas en nuestra ciudad, ante la inminente entrada de los granaderos, hubiera permanecido atento a la transmisión de Radio Plantón la noche del martes 13 y la madrugada del miércoles 14 de junio, a las 4:30 aproximadamente habría escuchado las bombas de gas y los golpes al interior del edificio de la sección 22 donde transmitía Radio Plantón y hubiera escuchado aproximadamente a las 5 de la mañana el corte de la señal, habría, como yo y otros vecinos, sin ser maestro de la sección 22, salido hacia el centro de la ciudad armado de algún palo a defender a los hombres, mujeres y niños, indígenas y campesionos, activistas jóvenes que en ese momento eran reprimidos y a las 5:30. como yo, habría llegado al centro histórico.
Si usted, como yo, hubiera caminado por "Tinoco y Palacios" y por "Independencia" habría encontrado a varios maestros reagrupándose y a otro tanto de colonos que ya llegaban al lugar. El gas lacrimógeno llegaría a sus ojos y el extraño olor en su nariz le harían saber que aquello no era un desalojo pacífico. Entonces, como yo y otros tantos vecinos y maestros, comenzaría a buscar agua y trapos para resistir las armas químicas. Si usted hubiera estado ahí, habría escuchado a los policías destrozar con saña los campamentos de los maestros mientras frente se mostraba una fila de granaderos custodiando fuertemente el centro histórico.
Si usted, como yo, hubiera estado ahí, se habría dado cuenta que las cámaras de los medios televisivos estaban presentes y por un momento habría pensado que los atropellos documentados estarían en cadena nacional pero yo no pude ver en televisión, como lo ví ahí, el saqueo y el destrozo de los policías a los campamentos de los plantonistas. Habría visto también sobre los edificios gubernamentales, a policías vestidos de civil tomando fotografías de los reagrupados. Habría escuchado, tras señalarlos, que alguien les gritaba y les reclamaba por lo sucedido y habría como yo, visto la reacción ruín, déspota y nefasta de auqellos sujetos al servicio del poder, dirigir improperios a los de abajo, tomando más fotografías y diciendo que no nos la íbamos a acabar. Entonces, tal vez no escribiría lo que escribe.
Si usted, como yo, hubiera estado en la esquina de "Morelos" y "Porfirio Díaz", habría gritado consignas contra los granaderos que se mantenían también en Morelos una cuadra más adelante. en estas cuadras chiquitas de nuestra ciudad de Oaxaca, habría notado que ya amanecía, que eran las seis de la mañana y que mujeres madres de familia se encontraban tras nosotros solidarizándose con pancartas y gritando también consignas. Habría pensado que al haber tantos civiles no se atreverían a intentar algo contra nosotros.
Si usted, como yo, hubiera estado ahí, me habría acompañado a cantar "Venceremos" y el Himno Nacional Mexicano, se habría contagiado de la adrenalina y habría corrido conmigo cuando las tanquetas de los policías lanzaban gases pimienta y lacrimógenos. Habría visto al Helicóptero de Seguridad Pública del estado, sobrevolando a baja altura el centro histórico y para entonces ya se habría quitado la camisa para empaparla de agua y usarla como cubrebocas.
Si usted, como yo, hubiera estado ahí, habría recibido una brutal descarga de gases tanto de los granaderos como del helicótero, habría visto, como yo, correr a las madres despavoridas hasta la Plaza de la Danza, le ardería la cara y sus ojos llorarían cuando los gases al estar tan cerca, actuaban en su cuerpo y como yo, se habría aferrado a su playera-tapabocas-mascarilla, intentando salir del area de acción del gas y tendría sólo en mente, correr. Pero vería que por más que avanzaba seguían cayendo gases y habría quedado, como yo, cegado por un momento mientras avanzaba y sentía como la garganta se le llenaba de esa niebla blanca que no le permitía respirar. Aún así, como yo, habría sacado fuerzas de flaqueza y, sin poder correr, mientras se recargaba a la pared, se daría cuenta que estaba en la calle de Crespo. Comenzaría, como yo, a tener ganas de vomitar y los ojos le llorarían lastimándole los glóbulos, ya se habría olvidado para entonces, del ardor de cuello y cara, estaría, como yo, tosiendo e intentando respirar aire puro, buscaría desesperado, agua o coca-cola y parecería que volvía a la vida cuando alguien le ofrecía un bote con el líquido incoloro.
Si usted, como yo, hubiera estado ahí, habría regresado nuevamente a la esquina de "Morelos" y "Porfirio Díaz", sabría que en esa esquina hay una iglesia y notaría a un maestro trepar la barda, desde ahí alcanzar la cuerda de la campana con ayuda de una vara larga y al lograrlo, habría escuchado el tañer de la misma como anunciando nuestro triunfo. Se habría dado cuenta que eran las nueve de la mañana, que maestros que habían sido desalojados ya habrían regresado, que los vecinos ofrecían agua y vinagre para contrarrestar los lacrimógenos y que granaderos y helicóptero preparaban más descargas. Habría entonces organizádose con sus compañeros para hacer acopio de piedras, recuperar algunas colchonetas y cobijas del otrora campamento para inutilizar las bombas y granadas de gases. En ese tiempo habría sido, como yo, testigo de una fuerza colectiva y de una organización casi espontánea, sin dirigente, a un inconsciente colectivo defenderse del ataque de quienes se supone protegen al pueblo. Habría sido testigo del clamor y la furia de los compañeros en la lucha y para las nueve y media de la mañana, con todo el sabor de los gases desde la nariz hasta el diafragma, después de haber resistido las granadas y abrir alcantarillas para inutilizarlas, de ver compañeros agarrar esas bombas y devolverlas a sus emisarios sin importar que se quemaban las manos, después de que, desesperados, los granaderos disparaban ya no al aire sino a la altura del cuerpo, después de ver, como yo, que una de esas granadas le perforó el pecho a un compañero e intentaban llevarlo a algún sitio de resgurado para que la ambulancia se lo llevara, después de dejar pasar ambulancias para recoger a los y las compañeras heridos en el desalojo y ahora saber que sus cuerpos no aparecen, después de que una granada, como a mi, le pasara rozando la cara, entre el ojo y el pómulo... después de todo eso, habría compartido el júbilo de todos cuando logramos correr a los granaderos.
Si usted fuera un oaxaqueño conciente, habría estado ahí.
Si usted, señor DFectuoso, en cambio y aún viviendo en Oaxaca escuchaba cualquier otra estación de radio, veía las repetidoras de canales nacionales de televisión, el canal gubernamental en Oaxaca, canal 9 o leía cualquier periódico que no fuera "Noticias" de Oaxaca, entonces vería, escucharía y leería una sarta de acusaciones y una campaña mediática tendiente a generar confusión y miedo ante la sociedad contra los maestros. Entonces, y sólo entonces, sin compartirlo, entendería lo que escribe.
Etiquetas: textos
ACLARACION:
RADIO PLANTON NUNCA FUE RADIO NOPALERA...
ATTE:
RADIO PLANTON
Saludos a todos losq luchan
Una entrada de Anónimo | 11:13 a.m.
Gracias por la aclaración...
Saludos.
Una entrada de Colectivo Zape | 11:05 a.m.
YO DIGO QUE SI ES NOPALERA, POR QUE PURO BABOSO ESTA AHI, POR NO DECIRLES DELICUENTES Y PENDEJOS
Una entrada de Anónimo | 2:12 p.m.